viernes, 30 de marzo de 2007

Reflesiones sobre las elecciones sindicales 2007.

Como a tantos de nosotros, la llegada de la Transición Democrática, me permitió comenzar a dar salida a mis inquietudes sociales de la época. Partido político, ayuntamiento, asociaciones, había mucho que construir, todos debíamos echar una mano. También en los sindicatos, cada uno según sus capacidades.
En unos años cada organización se va configurando, la gente se va agrupando según su forma de ver las cosas y se forman “bloques humanos” que con el tiempo y la experiencia siguen evolucionando.
Con los años tantísimo caudal social se va perdiendo. Unos por cansancio, otros, los de mayor vigor social van siendo marginados hasta apartarlos. Y otros porque “no les gusta como se están haciendo las cosas” también se van.
Al final, han ido quedando esos “bloques de personas” que se hacen con el poder de cada organización que pudiéramos decir, se han “profesionalizado” en los quehaceres representativos.
Aplicado a nuestro ámbito sindical, algunos han dejado de ser meros trabajadores para ser “dirigentes sindicales”. Naturalmente, con los años, la acumulación de experiencia e información de primera mano, hace que estos compañeros lleguen a ser imprescindibles e inamovibles.
Podría decirse que esa inamovilidad hace que el “dirigente sindical” de hoy día no necesite como los de viejo cuño transmitir la información y ganarse el respaldo de los trabajadores por puro convencimiento. Ya no necesita transmitir a las Asambleas de Trabajadores sus convicciones. Ya se encargará el secretario de turno de redactar de forma escueta lo acordado entre los que saben “de qué va la cosa” para cubrir el trámite de que “se informa”.
A mi modo de ver, el “dirigente sindical actual”, intenta congeniar los intereses de su sindicato con los de la plantilla en general. Así como velar por la supervivencia de la empresa, salvaguardando su estatus como representante sindical, sin olvidar los intereses personales.
Estas diferentes facetas, llegan a chocar de tal forma que “los bloques dirigentes” se encuentran en difíciles encrucijadas donde con o sin pudor vuelven la espalda (digamos que traicionan, para entendernos) a quienes representan, recordándonos el “Tejerazo”.
Nos sirven de ejemplo el “ACUERDO DE EFICACIA LIMITADA” firmado por UGT a espaldas de las decisiones de las Asambleas de Trabajadores. Así como el “I CONVENIO COLECTIVO INTEREMPRESAS” firmado por CCOO, contradiciendo lo decidido por los trabajadores por referéndum en todos los centros.
En este momento, y visto lo visto, podríamos pensar que no fueron decisiones forzadas por las circunstancias, sino que ya formaban parte de una estrategia sindical, de otra forma de “sindicalismo”, donde los “bloques dirigentes” negocian y deciden, y sus sindicados y toda la plantilla no les queda otra que CALLAR y ACATAR lo ya acordado con la empresa. ¿Quién debate sin estar informado?.

Así, que duda cabe, es un sindicalismo mucho más cómodo:
Los “dirigentes” no tienen que bajar a las Asambleas a convencer a los trabajadores, sino que exponen lo acordado a sus afiliados, aunque ello los sitúe en confrontación con otros sindicatos.
De esta forma la división entre la plantilla está servida. Cada sindicado apoya a ciegas a sus dirigentes y se elimina el debate constructivo entre toda la plantilla.
Con esto la plantilla queda “felizmente” fraccionada en secciones sindicales. Y la empresa, todavía más feliz. Ya sólo tiene que incentivar a uno más que a los otros para crear la discordia y profundizar la división.
Otros trabajadores también hemos invertido muchos esfuerzos en los movimientos sociales, arrastrando con el tiempo bastante cansancio. Dudo si en mi caso, me queda algún cartucho que quemar.
Pero dadas las circunstancias, permitidme expresar algunas consideraciones ante esta situación sindical:
-Nunca he hecho nada por interés personal, ni por el de mi organización, sino por el fin social para lo que existía esa organización.
-Nunca he querido pertenecer a ninguna organización en la que me sintiera parte de un rebaño.
-Siempre he estado en contra de que decidan por mí en los asuntos que soy yo el que tiene que decidir.
-Me parece una “apropiación indebida” el que algunos “bloques sindicalistas” se repartan y utilicen para sus propios intereses, las horas de Asambleas que nos pertenecen a toda la plantilla de trabajadores.
-Me da vergüenza ajena que vengan hasta mi puesto de trabajo con una “sonrisa electoral”, quienes SE NIEGAN a dar asambleas a toda la plantilla para informarnos y debatir.
-Pienso que es una “degeneración sindical” sustituir totalmente el cara a cara de las Asambleas la información-informática, donde se practica el “yo te cuento lo que quiero y hasta donde quiero”, y el trabajador LEE y CALLA.
-Me resulta inmoral la premeditada ESTRATEGIA DE EXCLUSIÓN practicada por los sindicatos CCOO, UGT y ATP hacia CGT.
-La división sindical no nos interesa.
Compañero, te invito a que no aceptes esta situación resignadamente.
Levanta la cara y haz tu propio análisis.
Porque, aunque hay que respetar la opción de cada uno y mi ánimo no es molestar, a mi entender, en estas Elecciones Sindicales 2007, sólo hay dos opciones:
-Participación de toda la plantilla en ASAMBLEA DE TRABAJADORES; o
-Pastores y rebaños.

Saludos de un currante.